¿Nadie piensa en los niños?

El otro día estaba en El Corte Inglés, concretamente en la sección de libros, y me di cuenta de dos grandes temas a tratar como són la pornografía y los niños.
A alguno se le ocurrirá llevarse las manos a la cabeza, pensando CÓMO es posible que en un departamento tan inocente se me ha ocurrido semejante aberración, ¿soy un desviado? tal vez, pero no más que el caso que explico a continuación.


Gracias a la trilogía de "50 sombras de Grey" ahora tenemos una magnífica exposición de literatura pornográfica en primera plana, ocupando un sitio privilegiado en las mesas con títulos tan sugerentes como "El affaire Blackstone 1" (supongo que será Jason Bourne versión erotico-festivo), "Pídeme lo que quieras" (la pobre vida de un camarero de bar), o "Reflejada en tí" (la vida de una psicótica que se mira en el espejo).
Mi sorpresa no es que la literatura erotica-pornográfica ya no está escondida en lo más recondito o camuflada de romántica; no, mi sorpresa cuando examino los libros es no ver "clasificación por edades".


Videojuego infantil sobre piñatas para +18
¿Qué es eso? Preguntarás tú, rata de biblioteca; pues un sistema que tienen sólo ALGUNAS ramas del ocio, a saber: audiovisuales y videojuegos. Se escapan libros y música. Y a mí se me escapa comprender el por qué.
Existe el sistema PEGI (Pan European Game Information) para videojuegos que se cumple en España, con bonitas etiquetas desde 3 años hasta 18 pasando por unas cuantas y con pegatinas resultonas para palabrotas, sexo y rock and roll violencia. Porque aquí sí se piensa en los niños, damas y caballeros, hay que protegerlos aunque los padres no lean el sistema; el sistema existe y está ahí.


En el material audiovisual como películas y televisión, tenemos otro sistema que va desde TP (todos los públicos) hasta X (son diferentes sistemas pero muy parecidos). Y cuando un padre/madre se lleva a su hijo al cine y lo mete en “Desmembramientos en la playa 5” sabiendo que pone +18, pues lo hace a conciencia sabiendo que pone +18. Aquí también se piensa en los niños, porque la industria audiovisual se preocupa de futuras generaciones, son un primor.

Pero en los libros no se piensa en los niños, no hay sistema de clasificación. Un padre se siente perdido sin este sistema, como hemos dicho ya antes, son sistemas esenciales para que los padres compren lo que deben y se preocupan de eso.
Este ejemplo de pérdida me llegó al alma en El Corte Inglés al ver como unos padres le compraban la trilogía completa de Grey a su niña de 15 años. La cría los eligió y vi en los padres la cara de duda al trastearlos, sentí su confusión al buscar el sistema de clasificación y como finalmente, al no poder encontrarlo, pensaron que el libro era lo suficientemente seguro para que su niñita del alma pudiera disfrutar de una historia adecuada para su edad y no le causara ningún trastorno emocional a largo plazo.
Así es como NO se piensa en los niños, editores del mundo únanse!

Cuando el mes que viene la niña se quede embarazada, la culpa será de los videojuegos libros que la han pervertido.
Mientras, cada vez que hay una matanza, la culpa son los videojuegos. No el desviado HDP que los ha matado, el tío que le vendió la escopeta o la última película de “Los Mercenarios: Ríos de Sangre”.

PD: en este post intento sin mucho éxito reírme del doble rasero que hay en la industria del ocio.

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